El 26 de abril de este año, en Córdoba, hizo su estreno la brigada canina de la Policía Ambiental, división entrenada para detectar fauna en viaje. Baro, el labrador dorado; Cruz, el labrador negro; y Juez, el ovejero alemán, son los protagonistas de este innovador cuerpo, cuyo proyecto se empezó a delinear hace más de un año.
“Siempre se buscan alternativas para mejorar los procedimientos, y en ese marco, aparece la posibilidad de armar una brigada canina para detectar fauna en tránsito. Lo primero fue buscar información y datos para ver cómo podíamos trabajar con perros. Se nos hizo difícil porque en la Argentina, ninguna provincia tiene una brigada dedicada a esto; solamente hay en Colombia. Fue un trabajo bastante complejo, pero se puso en marcha”, explica Adrián Rinaudo, director de Policía Ambiental, dependiente del Ministerio de Ambiente, Agua y Servicios Públicos.
Rápidamente, la primera ventaja fue la optimización de los operativos. Los controles tradicionales demandaban demasiado tiempo porque los inspectores hacían vaciar los baúles o despejar las bodegas de colectivos, y eso traía aparejado, obviamente, largas colas de automóviles. Hoy, todo se hizo más simple.
“Antes se presentaban problemas de búsqueda y se hacía muy engorroso. Es muy importante para Córdoba contar con este recurso porque los perros pueden detectar animales sin tener que descargar toda la bodega o todo un baúl”, cuenta Rinaudo.
La primera brigada canina del país que detecta fauna en viaje.
Hasta el momento, la división de canes ha descubierto unos 50 ejemplares, entre los que figuran loros, perdices, palomas, reinas moras y liebres, transportadas de manera ilegal.
En buena medida, los resultados positivos se dan por el trabajo de planificación que existe detrás de cada procedimiento. Así, lo detalla el coordinador de Inspectores Sebastián López Haber: “Sabemos que Córdoba es un lugar de paso, y el principal tránsito de fauna se dirige a Buenos Aires. Entonces, vamos haciendo estudios y analizando estadísticas para identificar cuáles son los medios de traslado más comunes y cuáles son las rutas principales de ingreso. De esta forma, se planifica qué día los perros estarán en la ruta para hacer los controles”.
Cómo se entrenan
Cada perro tiene un olfato 10 mil veces superior al del humano. Sin embargo, no todos pueden formar parte de algún tipo de brigada canina. Específicamente en este caso, tanto Baro, Juez como Cruz fueron seleccionados por su cualidad innata de buscar, lo que se perfecciona, día a día, con el trabajo de los inspectores, quienes son los encargados de los entrenamientos.
“Los perros se entrenan en positivo. Desde chiquitos se les enseña a jugar, ellos buscan por juego. Y cuando encuentran fauna se los recompensa con juego”, explica López Haber.
El olor que tienen que identificar es el de otro animal. Por eso en los simulacros y distintas rutinas se emplea un “laboratorio”, por ejemplo con plumas, que será escondido para que el perro lo busque y lo detecte. Una vez que el can lo encuentra es premiado con una pelota o con tiempo de recreación.
Una historia de a dos
Dicen que el perro es el mejor amigo del hombre, y puede que esa frase esté en lo cierto. Al menos parece ser la realidad de Ezequiel, David y Mauricio, los tres inspectores que conforman la brigada y que se volvieron no sólo inseparables de sus perros, si no que se transformaron en una familia junto con ellos.
Cruz y Ezequiel
“Me llamó una familia que se mudaba y tenía el perro en adopción. Yo ya había pasado por varios perros, pero no eran óptimos para el trabajo. Cuando fui a verlo, le hice unos juegos con la pelota, y era perfecto”.
Así recuerda Ezequiel Buono el día que conoció a su perro, Cruz.
Este labrador negro tiene 2 años y se especializa en control de bodegas de colectivos, y según su inspector, “tiene cualidades natas.
Busca exclusivamente por instinto y no lo puede evitar.
Yo le refuerzo ese instinto y hago que le aflore con más fuerza”.
“He tenido que cambiar mi rutina. Tenerlo a Cruz es como tener un hijo peludo. Va a todos lados conmigo. Incluso, mis amigos tienen que adaptar su casa porque siempre voy con él”, agrega.
David y Juez
“¿Tener un perro conmigo? Cuando me dijeron yo no tenía muchas ganas porque vivo en un departamento y la decisión no era sólo mía, era también de mi familia”, cuenta David Rojas, el inspector a cargo de Juez, el ovejero alemán a quien conoció hace un par de meses cuando fue adquirido a un criador.
David recuerda el primer encuentro y afirma que “al principio fue raro, fue chocante porque el perro impone con solo verlo, y pensé que en casa iba a romper todo”.
Hoy esta dupla se lleva más que bien, han aprendido a conocerse y Cruz “ya es un integrante más de los Rojas”.
Mauricio y Baro
Mauricio Testa no había trabajado con perros hasta que comenzó a formar parte de la brigada. Su compañero es Baro, el labrador dorado, de 9 años, que llegó desde Santiago del Estero.
“Él era un perro que estaba trabajando en Gendarmería, y lo rechazaron porque tenía mal carácter. Entonces fue extraño al principio, pero desde el primer día me empecé a llevar bien y ahora somos amigos”, cuenta.
Si hubo dudas al inicio de la relación, a esta altura no queda ninguna. Por lo menos, es lo que piensa el inspector cuando relata que “uno de mis jefes me preguntó qué iba a hacer cuando Baro termine su función. Y yo le dije: ‘Se va quedar conmigo’”.
La pequeña Anita, el futuro de la brigada
Los primeros meses de la división hacen prever una interesante proyección. Es así que ya se trabaja pensando en lo que se vendrá.
Con este horizonte se sumó Anita, una cachorrita pastor belga malinois, de apenas seis meses, quien fue donada a la repartición.
“Los padres de esta perrita forman parte de otras brigadas de búsqueda por lo que ella tiene características genéticas. Nosotros ahora tenemos que prepararla para la detección de fauna. Su incorporación significa no sólo trabajar en el presente si no también hacerlo a futuro”, afirma López Haber.
Anita comenzó a viajar para acostumbrarse a la actividad, y se espera que en un año y medio esté operativa. Por lo pronto, aprende de sus compañeros y participa, mediante juegos, de los entrenamientos junto con Baro, Juez y Cruz.
Decile no al mascotismo
A lo largo de la provincia, Policía Ambiental es la autoridad de aplicación del decreto 1751/11, reglamentario del Art. 36 de la ley provincial del ambiente N° 7343, el cual impide tener a especies silvestres, autóctonas y/o exóticas como mascotas.
Y es que domesticar a uno de estos seres no sólo significa provocarle un daño irreparable obligándolo a adaptarse a las condiciones de una casa contra su naturaleza, si no también perjudicar al medioambiente quitándole un ejemplar autóctono y que no dejará descendencia siendo ecológicamente inútil. Cabe agregar que la legislación busca además evitar daños para la salud y la integridad de quienes domestican estos ejemplares, los cuales muchas veces son peligrosos o poseen enfermedades riesgosas para el ser humano.
“Venimos luchando contra el mascotismo y creemos que esta brigada y su accionar rompen un eslabón muy importante al desbaratar el traslado. La gente debe tomar conciencia que la introducción, tenencia, transporte y comercialización de fauna silvestre, está prohibido”, sostiene Rinaudo.
Todos los animales rescatados por esta división de canes son trasladados a centros de recuperación hasta que puedan ser liberados y reinsertados en su hábitat natural.
Nota: www.prensa.gov.ar