Los datos relevados en mayo y junio del 2021 indican que 9 de cada 10 personas en situación de calle cuentan de momento con un lugar acondicionado para dormir, alimentarse y asearse. No obstante, aproximadamente 40 personas pernoctan en la calle.
Hay 240 personas ubicadas en hoteles y pensiones dispuestos provisoriamente por el municipio. De este dato surge el interrogante sobre qué sucederá con las personas, hoy contenidas temporalmente en estos espacios, luego de la segunda ola de contagios por COVID y la apertura de nuevas flexibilizaciones o el cambio de estación climática. El riesgo latente es que retornen nuevamente a la vía pública.
También se registraron en total 125 personas residiendo en 8 albergues, de los cuales siete pertenecen a organizaciones de la sociedad civil, y uno al ámbito del estado municipal. El hogar provincial informó que, al momento del relevamiento, no contaban con personas alojadas allí.
Un dato significativo es la disminución de la población que atienden estos albergues, en comparación a períodos anteriores. En 2018 y 201 9 la población en situación de calle hogarizada fue de 212 y 231 respectivamente. Pero, por la implementación de las medidas sanitarias de prevención, están funcionando al 60% de sus capacidades. Además, deben afrontar dificultades económicas, de escasez de recursos humanos y materiales para gestionar sus instituciones en un escenario de nuevas exigencias y desafíos presentados por la pandemia.
Vida cotidiana y resolución de necesidades
Durante el relevamiento se contabilizó un total de 108 personas en situación de calle que permanecían en distintas zonas y lugares del centro de la ciudad (Plaza San Martín y peatonales, principalmente). La mayoría duerme en algún hotel u hospedaje provisto por el Municipio. En tanto que se constató que 40 personas estaban durmiendo a la intemperie.
No todas las personas relevadas por los equipos de la Defensoría en la vía pública duermen allí, sino que pasan gran parte del día en la misma para asistir a comedores, realizar algunas actividades de subsistencia, contactar a vínculos sociales o familiares, etc. Alrededor de las 21 hs., ingresan a los establecimientos que tienen asignado para dormir, en los que comparten habitaciones con otras personas en la misma situación.
Estos establecimientos son hoteles y hostels que funcionan con sus respectivas reglas y normas de convivencia, donde pueden permanecer durante el día, tienen permitido salir a partir de las 9 de la mañana y deben ingresar entre las 19 y las 21 hs.
Con respecto a la disposición de las habitaciones en estos lugares, en promedio las mismas son compartidas entre 4 y 6 personas.
Pese a las acciones de contención, hay quienes pasan la noche en la vía pública. Muchos manifestaron interés por ser incluidas en los hoteles y hostels. Otros, en cambio, expresaron cierta resistencia por motivos como robo de pertenencias, discrepancias y conflictos interpersonales, la imposibilidad de consumir alcohol y/o drogas, no poder ingresar con sus mascotas, etc.
En cuanto a la alimentación, a la mayoría se les dificulta realizar todas las comidas diarias. Frecuentan desayunadores y comedores pertenecientes a organizaciones sociales. También cuentan con la ayuda de diferentes fundaciones e iglesias, y hasta de personas particulares que les proveen viandas. Los fines de semana es cuando más les cuesta acceder a raciones de comida.
Sucede lo mismo con la obtención de ropa, abrigos, zapatillas, frazadas y colchones, que son brindadas a través de organizaciones, comedores, fundaciones, iglesias, vecinos, entre otros, pero que siempre aparece como un recurso escaso y que cuesta conseguir en períodos de frío intenso.
Algunas de estas personas reciben ayuda estatal, como pensiones y tarjeta social; otras manifiestan haber sido beneficiarias del Ingreso Familiar de Emergencia (IFE), pero que en este momento no contarían con ninguna otra ayuda económica por algunos de los niveles del Estado.
En cuanto a la frecuencia de los contactos con familiares, en la mayoría de los casos los vínculos son esporádicos o eventuales, y representan quizás más reencuentros que relaciones sostenidas en el tiempo. El contexto sociosanitario actual y la distancia geográfica son algunos factores que influyen en una mayor distancia del contacto.
La salud de personas en situación de calle frente a la pandemia
La mayoría de esta población padece, al menos, un problema de salud. En la mayoría de los casos es algún tipo de enfermedad crónica, que implican la necesidad de un tratamiento sostenido en el tiempo y con diversas especialidades médicas.
Algunos reconocieron situaciones de consumo de sustancias, previas o durante la situación de calle. Quienes están consumiendo dicen que lo hacen como una manera de sobrellevar las condiciones en las que viven.
En cuanto al acceso a las instituciones de salud, aproximadamente un tercio ha tenido inconvenientes para acceder a los hospitales públicos y para encontrar solución a su problema de salud.
Esta situación se ha agravado aún más durante la pandemia. Algunas de las personas entrevistadas expresaron que en el último año les ha resultado aún más difícil acceder a las instituciones sanitarias. Esto responde a diversos motivos. Por un lado, las instituciones públicas de salud a las que acuden se han encontrado afectadas a la atención de casos de COVID-19 de manera exclusiva; y otras han restringido su atención en los momentos de aumento de casos y de ocupación de camas críticas.
Otro motivo responde al riesgo que implica acercarse a los establecimientos de salud, ya que el poseer una enfermedad crónica se considera un factor de riesgo ante las probabilidades de contagio de COVID. Asimismo, el riesgo de contagio los llevaría también a acudir menos a los centros de salud.
De esta manera en muchos casos los problemas de salud de han agudizado debido a mayores inconvenientes y restricciones que se presentaron para sostener los tratamientos.
Otras razones que mencionaron por las cuales no puedan sostener los tratamientos refieren a problemas económicos, problemas con la obra social, falta de medicamentos en los hospitales y obstáculos para gestionar turnos médicos, que en este contexto la mayoría se realizan de manera virtual.
Otros datos destacados del relevamiento 2021 de personas en situación de calle
La población en situación de calle es mayoritariamente masculina, en edad adulta (más de 40 años), provenientes de la capital e interior de la provincia.
Se constató que aproximadamente son 405 las personas en situación de calle:
– 125 alojadas en ocho albergues, de los cuales siete son de ONGs y uno de la Municipalidad de Córdoba
– 240 son asistidas en hoteles y pensiones dispuestos por la Municipalidad para hacer frente a la pandemia
– 40 personas, contabilizadas durante el relevamiento, que duermen a la intemperie.
Este número es una aproximación y es equivalente a los datos de los dos años previos a la pandemia. Como datos de referencia, en el año 2018 la población en situación de calle relevada por el Defensor del Pueblo era de 426, y para el 2019 fue de 476 personas en total.
En pandemia hay una ampliación notable de la asistencia y respuesta de alojamientos destinados a esta población. Al momento del relevamiento de este año, 9 de cada 10 personas en situación de calle tienen una respuesta habitacional provisoria.
Este año no se identificaron personas en situación de calle en la Terminal de Ómnibus, a diferencia de años anteriores, en el que era el espacio de mayor concentración.