Desde el 1 de julio al 30 de septiembre se llevará a cabo, en el museo de la Estancia de Jesús María, una exposición que hace referencia a los negros-esclavos que vivieron en la región. “Vientos, Olvidos y Despojos”, es una obra de la artista plástica Hilda Zagaglia, diseñada conjuntamente con la Estancia y el museo Jesuítico Nacional.
Belén Domínguez, coordinadora del área de Registro y Documentación del museo le contó a InfoSierrasChicas cómo surgió la idea de presentar la muestra: “Fue a partir de una reunión en diciembre del año pasado con el grupo ‘Córdoba Ruta del Esclavo’. Allí se pensó en una acción concreta, una apuesta de visibilización de los esclavos y afrodescendientes, con una intervención edilicia que dé a conocer a los silenciados, olvidados y negados; a los hombres, mujeres y niños esclavizados, que hicieron posible la vida de la Estancia de Jesús María”.
Si bien la obra de Zagaglia ya ha sido expuesta en el museo Nacional Estancia Jesuítica de Alta Gracia, “la particularidad de la exposición en Jesús María, está dada porque se combina con el texto de Arnaldo Calveyra (El maizal del gregoriano) y parte de la intervención pasa a integrar la exhibición permanente del museo. Esto es, en el corredor de los lagares, la escalera de la espadaña y el fregadero donde la presencia de los esclavizados ha sido fuerte e importante, en virtud de los servicios que prestaban en la casa, en tiempo de los jesuitas”, relata Belén.
Identidad negada
Hasta no hace mucho, estaba instalada la idea en el imaginario colectivo que “los argentinos descendíamos de los barcos”. Que el país abrió las puertas a la inmigración europea, es cierto. Que muchos de nuestros antepasados, bisabuelos y abuelos llegaron para forjar un porvenir con esfuerzo y trabajo, dejando atrás guerras y miserias, también lo es. Pero no es menos cierto, que nuestra identidad no está sólo en los barcos… está en el Viento, en el Olvido y en el Despojo que la historia, quizá, trató de silenciar y hasta de borrar.
“La invisibilización de los afrodescendientes se remonta a la creación del Estado-Nación, en el siglo XIX. Por esa época, seis de cada 10 cordobeses eran descendientes de africanos o mestizos, lo que da una idea de la magnitud de su presencia. Sin embargo, el reconocimiento de estas identidades no estaba en sintonía con el proyecto modernizador de las elites políticas y económicas, inspiradas en modelos sociales de países como Francia, Inglaterra e incluso Estados Unidos”, explica el periodista Juan Manuel Navarro en un artículo publicado hace poco en La Voz del Interior. Córdoba afro la negritud en primera persona.
Durante años, hubo un proceso estructural y social de blanqueamiento, ejemplo de ello puede ser el caso de los censos. Se reemplazaba la condición de negro por la de trigueño, pardo o mestizo, al momento de censar la población.
Aún así, el legado cultural está arraigado en la composición de la identidad cordobesa, (lo mismo sucede con los pueblos originarios de la región) porque en los sabores y costumbres, en los ritmos y en la música, en los rasgos y hasta en el color de la tez, se evidencia la huella de aquellos negros traídos como esclavos.
El despojo:
Los negros fueron despojados en todo sentido, dejaron de ser sujetos de derechos quedando a disposición de sus dueños. Incluso se les borraba el nombre original sustituyéndolo por otros de origen español. Nombres de santos, mártires, de la virgen y de los apóstoles. El apellido también cambiaba, pasaba a ser el del amo.
Después de la expulsión de los Jesuitas, en 1769, la Junta de Temporalidades de Córdoba, encargada de la venta de los bienes de la Compañía de Jesús, efectuó el inventario y la tasación de las propiedades en Jesús María. Las tierras, los cultivos, las vides, la huerta y el ganado se midieron, describieron y valuaron en dinero. Entre los bienes más valiosos se encontraban los esclavos. Sumaban 269 hombres y mujeres en edad productiva, bebés, niños, niñas, ancianos y ancianas.
La Ruta del esclavo
En 1994 la Unesco presentó el proyecto “La Ruta del Esclavo”. Es un programa interdisciplinario que apunta a romper el silencio sobre la esclavitud, poner de manifiesto las transformaciones sociales, la interacción cultural que generó la trata de esclavos y contribuir a la cultura de la paz y la coexistencia pacífica entre los pueblos.
Aquí, se formó en 2010 el Grupo “Córdoba Ruta del Esclavo”, integrado por afrodescendientes, docentes, investigadores, artistas, escritores. También participan espacios como museos, bibliotecas, la manzana y las estancias jesuíticas. Todos se reúnen con el fin de investigar e identificar sitios de la memoria para preservarlos, promoviendo además actividades culturales relacionadas con la trata de negros y la esclavitud.
“Vientos, Olvidos y Despojos” es una muestra artística que rescata la memoria e identidad de quienes no sólo fueron mano de obra en iglesias, conventos, estancias y casas particulares, sino que dejaron su marca en la idiosincrasia de un pueblo. Reconocerlo y asumirlo es el primer paso para saldar cuentas pendientes.
Perfil de la artista expositora
Hilda Zagaglia es artista plástica. Nació en 1950, en Alta Gracia – Córdoba.
Se recibió en 1984 de licenciada en Pintura, en la Facultad de Filosofía y Humanidades de la Universidad Nacional de Córdoba, con mención de honor.
Es integrante del grupo “Córdoba Ruta del Esclavo”.
Participó en numerosas muestras individuales y como invitada. Ha expuesto en Alta Gracia; Córdoba y Jujuy, entre otras ciudades. También en Florencia – Italia; París – Francia; Lima – Perú y Estado Unidos.
Su obra: Hilda realizó una síntesis plástica entre los relatos y modalidades religiosas americanas y coloniales. Su obra toma al cuerpo de la mujer y de la América indígena y colonial; lo pinta marcado con la violencia de la seducción y la conquista, una analogía entre la vejación de los territorios americanos y los cuerpos femeninos.
En esta intervención, presenta los cuerpos, despojos que materializan a los esclavizados en el contexto de las Estancias Jesuíticas.
* Por Laura Campos.